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Cuando el espacio trasciende lo territorial, para convertirse en un contenedor de emociones. Vivencias, "una interioridad", la de cada refugiado, la de cada migrante, aunque que estén juntos y apiñados. En el desembarco aparece un paisaje espectral, de ausencias y desarraigos; sólo extraños en el suelo del otro.

Esa otredad da comienzo a una nueva realidad: "Huésped es tanto el que llega, como el que es recibido, el que da y recibe hospitalidad", así lo afirma Barbara Cassin, por lo que vale preguntarnos: Sabemos, quién es el otro?

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